domingo, 10 de agosto de 2014

Evangelio 10 de agosto San Mateo 14, 22 33



“¡Señor, sálvame, que me hundo!
…Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.San Mateo 14, 28.

Considerad al mundo como si fuera el mar: viento huracanado, tempestad
violenta. Para cada uno de nosotros, sus pasiones son su tempestad. Amas
a Dios: andas sobre el mar, bajo tus pies ruge el oleaje del mundo.
Amas al mundo: te engullirá. Sabe devorar, que no soportar, a sus
adoradores. Pero cuando al soplo de la concupiscencia fluctúa tu
corazón, para vencer tu sensualidad invoca su divinidad. Y si tu pie
vacila, si titubeas, si hay algo que no logras superar, si empiezas a
hundirte, di:¡Señor, sálvame, que me hundo!
Pues sólo te libra de la muerte de la carne,
el que en la carne murió por ti”.

Parte del sermón 76 de San Agustín. -------
Mis
queridos hermanos en el impetuoso movimiento de las olas, cuando a
nuestras vidas vienen vientos huracanados de dolor que nos hacen sentir
que nos hundimos, que no podemos seguir; digamos con un grito salido
desde el fondo de nuestro corazón:

¡Señor, sálvame que me hundo!

Sálvame Señor, que sin Ti, seguir es imposible;
Sálvame Señor, fortaléceme y devuélveme la paz;
que en mi corazón reines Señor y mi confianza siempre esté anclada en Ti, para que se borre de mi todo temor y angustia.

En tus Manos Señor nos ponemos y en Ti esperamos.

Que Así sea Amado Señor.

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