domingo, 3 de agosto de 2014

Domingo 3 de agosto Evangelio San Mateo 14, 13 21




«Alzó
la mirada al cielo, pronunció la bendición»
“El
Señor, después de haber tomado los cinco panes, levantó su mirada al cielo para
ensalzar a Aquel de quien él mismo recibe el ser.

No
estaba obligado a mirar al Padre con sus ojos de carne; quería hacer comprender
a los allí presentes de quién había recibido el poder para realizar un acto de
tanto poder. Da inmediatamente los panes a sus discípulos. No es por la
multiplicación que los cinco panes se han convertido en muchos más.

Los
pedazos se suceden unos a otros y engañan a los que los rompen; ¡como si
hubieran hecho los pedazos con
anterioridad!
La materia sigue desplegándose...

No te
sorprenda, pues, que las fuentes manen, que haya racimos en las cepas, que los
arroyuelos de vino nazcan de los racimos.

 Todos los recursos de la tierra se propagan
según un ritmo anual que no falla. Una tal multiplicación de los panes,
revela
la acción del autor del universo.

Normalmente
Él impone un límite al  crecimiento
porque conoce a fondo las leyes de la materia. En la creación visible se
da un
trabajo invisible. El misterio de la presente acción es obra del Señor de los misterios
celestiales. El poder de Aquel que actúa está por encima de toda la naturaleza,
y el método de ese Poder desborda la comprensión del hecho. Queda
tan
sólo la admiración por ese poder”.

San
Hilario (hacia 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia

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