martes, 26 de febrero de 2013

La armadura del cristiano



Y ahora, hermanos, háganse fuertes en unión con el Señor por medio de su fuerza poderosa. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra la gente de carne y hueso, sino en contra de malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre este mundo oscuro. (Efesios 6, 10-12).

¿Por qué dijo San Pablo que la vida espiritual es una batalla?

Tomando la figura de la armadura de Dios. San Pablo puso al alcance de los efesios la fórmula necesaria para mantenernos firmes y les rogó que usaran esta armadura para defenderse de Satanás.

Esta armada que nos habla San Pablo también nos sirve a nosotros en el tiempo que estamos, es urgente usar para defendernos no de los humanos, sino de la guerra que se vive en lo espiritual, en donde somos bombardeados constantemente.

San Pablo nos aconseja:


“La justicia y la verdad” como cinturón (Isaías 11, 5)
“La rectitud” como una “coraza” (59, 17);
“Noticias de paz” para calzar los pies.
“Casco de la salvación” para cubrirse la cabeza
“Y finalmente, que tomaran “la espada del Espíritu", que es la Palabra de Dios.

De estos cinco armamentos de guerra, cuatro son de protección y uno solo –la espada del Espíritu- es de ataque. San Pablo entendió que el carácter cristiano correcto está cimentado en la verdad, la honradez y la integridad como la primera línea de defensa contra las tentaciones de Satanás. La segunda línea de defensa es nuestra experiencia de la gracia y la paz con Dios que actúa en la vida del creyente. Y la última línea de defensa es la capacidad de esgrimir la Palabra de Dios como una espada de doblo filo, para descortezar nuestras convicciones acerca de Cristo y poner al descubierto las acusaciones y engaños que Satanás usa para tratar de embotar la mente del cristiano y hacerlo caer en tentación. Y la defensa que tenemos más poderosa es la Eucaristía, en donde recuperamos las fuerzas en la batalla y nos hace más fuerte para enfrentar las tentaciones. No olvidemos esta última porque tiene un gran poder a favor nuestro.

¿Cuáles de los armamentos estamos usando en la batalla?

No podemos olvidar que para mantenernos firmes en esta guerra depende de la firmeza de nuestra fe y confianza que pongamos en la gracia y en el poder del Espíritu Santo, porque el esfuerzo humano no es capaz de triunfar.


Autor: Omar Jimenez Castro | Fuente: mensajespanyvida

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