miércoles, 22 de agosto de 2012

Preparación 33 días Totus Tuus día 33




Hay que participar en la vida de Cristo


ORACIÓN:  INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

V  Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles.
R  Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V  Señor, envía tu Espíritu, y todo será creado
R  Y renovarás la faz de la tierra.

Oh Dios, que iluminaste los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
La Biblia: Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo 
de condición divina, no retuvo ávidamente al ser igual a Dios. Sino que se despojó 
de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y pa-
reciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la 
muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre que está 
sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, 
en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para 
gloria de Dios Padre. (Filipenses 2, 5-11)

San Luis María: La tarea principal del cristiano es caminar hacia la perfección. "Como 
hijos amadísimos de Dios, esfuércense por imitarlo", nos dice el gran Apóstol. Es una
 obligación contenida en el decreto eterno de nuestra predestinación. Y constituye el 
único medio, ordenado para llegar a la gloria eterna. San Gregorio de Nisa dice con 
gracia que somos como pintores: nuestra alma es el lienzo sobre el cual debemos 
aplicar el pincel: las virtudes son los colores que deben hacer resaltar la belleza del 
original, que es Jesucristo, imagen viva y representación perfecta del Padre del Cielo. 
Un pintor para hacer un retrato al natural, pone el original ante sus ojos y a cada pin-
celada vuelve a mirarlo. Del mismo modo, el cristiano debe tener siempre ante los ojos
 la vida y virtudes de Jesucristo para hacer, decir y pensar solamente lo que sea con-
forme a ellas. (Secreto del Rosario #65)

Pregunta: ¿Cómo te sientes? ¿Estás listo a consagrarte a Cristo por las manos de María?

Resolución: Mañana haz el Acto de Consagración Total y haz un sacrificio u ofrece un 
rosario en honor de la Santísima Virgen. Debes estar firme en tu compromiso de crecer
en este camino espiritual dedicando un tiempo con el Señor y la Virgen cada día. 
Reza hoy además la siguiente oración a San José, patrón de esta devoción, pues él es 
quien nos puede enseñar mejor amar a Jesús, a través de María, como él lo hizo:
Glorioso San José, esposo de la Virgen Inmaculada, obtén para mí y para todos los 
miembros de mi familia y seres queridos, un corazón confiado, sin mancha, generoso y paciente, y una resignación perfecta a la Voluntad Divina. Sé  nuestro guía, padre y 
modelo durante toda la vida, para que podamos merecer una muerte como la tuya, en los brazos de Jesús y de María. Ayúdanos San José en nuestra lucha terrena, para cumplir 
nuestras responsabilidades y siempre llevar una vida pura e inmacualada.

ORACIÓN:  OH JESÚS, QUE VIVES EN MARÍA

Oh Jesús, que vives en María
ven a vivir en nosotros, tus siervos,
con tu Espíritu de santidad,
con la plenitud de tus dones,
con la perfección de tus caminos,
con la realidad de tus virtudes,
con la comunión de tus misterios.
Domina en nosotros sobre todo poder enemigo,
por tu Espíritu Santo, para gloria del Padre.
Amén.

ORACIÓN DE LA NOCHE:  ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN

Dios te salve, María
Hija amabilísima del Eterno Padre,
Madre admirable del Hijo,
Esposa fidelísima del Espíritu Santo,
Templo augusto de la Santísima Trinidad. 
Dios te salve, Princesa soberana,
A quien todo está  sometida en el Cielo y en la tierra.
Dios te salve, Refugio seguro de los pecadores, 
Nuestra Señora de la Misericordia, que a nadie has rechazado jamás.
Por más pecador que yo sea, me postro en tu presencia,
suplicándote me alcances de Jesús, tu Hijo querido,
la contrición y el perdón de todos mis pecados,
junto con la divina Sabiduría. 
Me consagro a ti del todo y con todo lo que tengo.
Te elijo desde hoy por mi Madre y Señora.
Trátame, pues, como el último de tus hijos
y el más sumiso de tus servidores.
Escucha, Princesa mía, escucha los suspiros
de un corazón que desea amarte y servirte con fidelidad.

Que no se diga que, de todos los que a ti han recurrido,
soy el primero que ha sido abandonado. 
¡Oh esperanza mía, oh vida mía,
oh mi fiel e inmaculada Virgen María!
Escúchame, defiéndeme, aliméntame,
instrúyeme y sálvame.
Amén.

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